miércoles, 15 de febrero de 2012

Completamente viernes (julio 2011)

Como lamer el helado del plato.
O un calentador que nunca se acaba.
Igual que los graffitis de las estaciones,
que el olor a pan llenando la mañana.
Conviértete en un placer
irrenunciable y cotidiano.

Como las olas rompiendo en mis tobillos.
O el amargodulzor del chocolate en las dietas.
Igual que el amarillear del trigo en la meseta,
que el abrazo de la almohada propia.
Haz que el pinchazo de tu nostalgia
me forme sin devastarme.

Como el billete de vuelta a casa.
O aquel muñeco que siempre me abraza.
Igual que el poema que más me conoce,
que la viñeta que me abstrae.
Permíteme necesitarte y temer,
pero nunca me faltes.

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