miércoles, 15 de febrero de 2012

Crujidos (octubre 2011)

El silencio que ahoga mis voces
en interrogantes,
como certezas de una humedad sedienta
que se enrosca por los huesos.

La huella salada en la tela
que no consuelan los dedos, lejanos,
amarga el retorcido, insistente
mordisco de la memoria.

El ardor del vacío
golpeando mi paladar.
La sinestesia de la nostalgia.
Olor a gris.

Contra el eco de esa pared,
desafío de mi propia voz,
que señala -que se aferra -
como refugio -como destino- al horizonte.


Y a ti.

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