lunes, 19 de marzo de 2012

Prohibido suicidarse en primavera

A veces desearía que me odiaras.
Habernos quemado en llamas furiosas,
gritarnos hasta deshacernos en cenizas,
en lugar de esta transición
- lenta, agónica -.
Yo que era material flamable,
leña para que ardiéramos,
he visto trepar por mi costado las enredaderas,
crecer el musgo,
la apacible podredumbre.
Los árboles mueren de pie
carcomidos por dentro,
sin dejar de mostrarle al mundo
su lozana altivez.
Pero a veces no quiero más que odiarte.
Un hacha que me convierta
en las astillas que soy hace tanto.
O mejor aún: fuego.
Llamas para el erial yermo.

2 comentarios:

  1. Lo peor es cuando las hachas aunque hacen astillas no rematan... y el árbol sigue muriendo de pie.
    How Casona I see you!

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